El Dr. Alberto Fernández Jaén acaba de publicar un nuevo libro en el que se detallan los aspectos más relevantes vinculados a la discapacidad intelectual y los trastornos de la comunicación

Bajo el término “trastornos del neurodesarrollo” quedan englobados trastornos aparentemente muy diferentes como la discapacidad intelectual, los trastornos del lenguaje, el autismo o los trastornos específicos del aprendizaje entre otros. El concepto neurodesarrollo, insinúa la etiología subyacente y al carácter cambiante del trastorno a lo largo de la vida del paciente. La alteración o retraso del sistema nervioso central se constituye como el origen biológico de estos trastornos, si bien diferentes factores genéticos o ambientales pueden ser a su vez causales o condicionantes del mismo. La maduración del cerebro desde edades tempranas, sujeto de nuevo a factores genéticos o ambientales, modificarán las características clínicas del trastorno.

El Dr. Alberto Fernández Jaén acaba de publicar un nuevo libro en el que se detallan los aspectos más relevantes vinculados a la discapacidad intelectual y los trastornos de la comunicación.

Desde la descripción clínica de estos trastornos, sustentada en el DSM-5, se profundizará en la causa de los mismos, el proceder diagnóstico y el abordaje terapéutico. Estos trastornos, tan relevantes e impactantes en la vida del paciente, parecen eclipsados en la última década por otros trastornos del neurodesarrollo. Organismos internacionales como el CDC (Centers for Disease Control and Prevention) y la WHO (World Health Organization) han referido un incremento significativo en el diagnóstico del autismo, en detrimento del diagnóstico de la discapacidad intelectual y los trastornos del lenguaje.

En la misma línea, la revisión del U.S. Department of Education, confirma estos datos, y registra el aumento de diagnóstico del trastorno por déficit de atención/hiperactividad, coincidente con un menor diagnóstico de trastornos específicos del aprendizaje (p.e. dislexia). El Dr. Alberto Fernández Jaén ha expresado abiertamente su preocupación al respecto, y afirma que “sólo diagnosticamos lo que conocemos”. Un diagnóstico inapropiado dentro de los trastornos del neurodesarrollo, “sólo puede llevarnos a un fracaso terapéutico y un peor pronóstico para el paciente”.